viernes, 20 de febrero de 2015

Gran Premio de El Prado


Eugenio Ampudia. Prado GP. 2008.

El artista Eugenio Ampudia creó en 2008 el vídeo Prado GP, en el que el Museo nacional madrileño se convierte en circuito (¿mero circo?) atravesado por velocísimas motos rugientes, tan rápidas y tan ruidosas como la mayor parte de sus abundantes y desinteresados visitantes. Para que la calma y el silencio vuelvan parece necesario que suceda un accidente.

                                     

No podemos confirmar que la tan reiteradamente prometida Ley de Mecenazgo (que, como ustedes saben, va a resolver como por ensalmo todo lo relacionado con las necesidades de financiación de la cultura) consista en algo más que esto, con mucha propaganda y un ejército de ingenieros y mecánicos dedicados a la economía creativa y a "poner en valor" las posibilidades del Patrimonio.

Thomas Struth. Las Meninas de Velazquez en El Prado. 2006.

1 comentario:

  1. Acabo de ver "Cada palabra es como una innecesaria mancha en el silencio y en la nada" en el Matadero Madrid, de Eugenio Ampudia... y la inquietud que me ha producido observar la representación de la información -en palabras del autor-, en forma de ondas en el agua, en el lago artificial de la nave de exposiciones, y cómo estas se amplían y rebotan, se mezclan y desaparecen en la calma posterior, ha sido tan bella como espeluznante. Mirar al horizonte marino no me va a producir la misma serenidad que disfrutaba hasta hoy, porque las ondas, las grandes olas, son la memoria del mundo que regresa por un instante para retornar de nuevo al olvido y así, el salto de Moby-dick se mezcla -representa ondulatoriamente-, con los muertos cayendo de La Balsa de La Medusa, día tras día, onda tras onda, en sinfónica tragedia con los cuerpos de los subsaharianos y nuestro chapotear -no tan inocente ahora- al pasear por la orilla (¿Qué música saldría de ahí, Pachi?). La tierra lo bate todo y la gravedad hace el resto, para que algún día podamos descifrarla; o nunca.

    Ya lo intuía Ítalo Calvino en "Palomar en la Playa"; (copio y pego) "El señor Palomar ve asomar una ola a lo lejos, la ve crecer, acercarse, cambiar de forma y de color, envolverse en sí misma, romper, desvanecerse, refluir. Llegado a ese punto podría convencerse de que ha llevado a término la operación que se había propuesto e irse. Pero aislar una ola separándola de la ola que inmediatamente la sigue, y como si la empujara y por momentos la alcanzara y la arrollara, es muy difícil, así como separarla de la ola que la precede y que parece llevársela a la rastra hacia la orilla, cuando no volverse en contra como para detenerla. [...] En una palabra, no se puede observar una ola sin tener en cuenta los aspectos complejos que concurren a formarla y los otros igualmente complejos que provoca. Estos aspectos varían continuamente, razón por la cual una ola es siempre diferente de otra ola; pero también es cierto que cada ola es igual a otra ola, aunque no sea inmediatamente contigua o sucesiva; en una palabra, hay formas y secuencias que se repiten, aunque estén distribuidas irregularmente en el espacio y en el tiempo". el relato es corto pero es una clase de como un artista selecciona el motivo de su análisis o el detonante para una obra... y como a Palomar, junto a la obra de Ampudia yo también me he alejado de "[...] la playa, con los nervios crispados como cuando llegó y todavía más inseguro de todo".

    Un fuerte abrazo
    H

    disculpa la extensión.

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