jueves, 6 de febrero de 2014

Ni es cielo, ni es azul



Yves Klein. Parte exterior de una acción en París titulada La galería vacía. 28 de abril de 1958.

Desde alrededor de 1610 nos viene contando uno de los Argensola (o Bartolomé o Lupercio, nunca lo sabremos) en un célebre soneto con el ahora chocante título de "A una mujer que se afeitaba y estaba hermosa", que, las apariencias, engañan.

Dennis Oppenheim. Whirpool. 1973.


"Yo os quiero confesar, don Juan, primero,
que aquel blanco y color de doña Elvira
no tiene de ella más, si bien se mira,
que el haberle costado su dinero.

Pero tras eso confesaros quiero
que es tanta la beldad de su mentira,
que en vano a competir con ella aspira
belleza igual de rostro verdadero.

Mas ¿qué mucho que yo perdido ande
por un engaño tal, pues que sabemos
que nos engaña así Naturaleza?


Porque ese cielo azul que todos vemos,
ni es cielo ni es azul. ¡Lástima grande
que no sea verdad tanta belleza!"


Henri Matisse. Les oiseaux. 1947.
Pese a ello, o precisamente por ello, vestimos la página con hermosos retazos del más azul de todos los azules para envolver el tango Maquillaje, de los hermanos Expósito (música de Virgilio y letra de Homero: ya no se ponen estos nombres -ni ese apellido- a los niños), cantado para la ocasión por Adriana Varela con un sentido puente entre los dos poemas.


Adriana Varela. Maquillaje.
Al piano, Virgilio Expósito.
Toda mi vida. Melopea discos-Nuevos Medios. 1999.

Hans Haacke. Skyline. Central Park de Nueva York. 1967.

"No...
ni es cielo ni es azul,
ni es cierto tu candor,
ni al fin tu juventud.
Tú compras el carmín
y el pote de rubor
que tiembla en tus mejillas,
y ojeras con verdín
para llenar de amor
tu máscara de arcilla.

Tú,
que tímida y fatal
te arreglas el dolor
después de sollozar,
sabrás cómo te amé,
un día al despertar
sin fe ni maquillaje,
ya lista para el viaje
que desciende hasta el color final...

Mentiras...
son mentiras tu virtud,
tu amor y tu bondad
y al fin tu juventud.
Mentiras...
¡te maquillaste el corazón!
¡Mentiras sin piedad!
¡Qué lástima de amor!"



Jorge Barbi. Vuelos que no tomé. 2006.

Lo que en el soneto era optimismo confiado se convierte en la canción en oscuridad desesperada. Del día a la noche.

Carlos Rosales. Noches y días de junio de 2012.






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