miércoles, 22 de enero de 2014

Encuadrar y reencuadrar



Arnold Newman. Hoja de contactos de una sesión fotográfica con Igor Stravinski. 1946.
Si encuadrar es delimitar apropiadamente una escena a través del objetivo de una cámara, reencuadrar vendría a ser algo así como añadir una segunda intención -correctora o enfatizante- al disparo inicial.
Arnold Newman. Igor Stravinski. 1946.
Cuando el "momento decisivo" no ha sido tal, el fotógrafo -o su editor- puede sacar otra bala de la recámara y dar el "tiro de gracia", con todo a su favor, pero ya sin ninguna épica. Los resultados mandan.
Arnold Neuman. Jean Arp. 1949.
Una especie de descabello a placer, con la "naturaleza" inerme, congelada.
Arnold Neuman. Jean Arp. 1949.
Esa labor de simplificación de la fotografía inicial (porque en eso suele consistir el reencuadrar) es algo parecido al trabajo del escultor que desbasta la materia bruta y prescinde de todo lo superfluo hasta que extrae de ella aquello que esconde y sólo su singular mirada ha sido capaz de intuir.
Arnold Newman. Piet Mondrian. 1942.
O, en otro terreno más pedestre -el balompédico- la segunda vuelta de una eliminatoria copera en campo propio y con todo a favor.
Arnold Newman. Piet Mondrian. 1942.
Llegar al objetivo exige a menudo un largo recorrido y maniobras distractivas, porque el modelo -conscientemente o no- siempre se resiste.


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