viernes, 3 de enero de 2014

Elegía y recuerdo de la canción francesa

Sonia Delaunay. Le Bal Bullier. 1913.


"C' est une chanson
qui nous ressemble".

KOSMA y PREVERT:
 Les feuilles mortes

"Os acordáis: Europa estaba en ruinas.
Todo un mundo de imágenes me queda de aquel tiempo
descoloridas, hiriéndome los ojos
con los escombros de los bombardeos.
En España la gente se apretaba en los cines
y no existía la calefacción.


Era la paz -después de tanta sangre-
que llegaba harapienta, como la conocimos
los españoles durante cinco años.
Y todo un continente empobrecido,
carcomido de historia y de mercado negro,
de repente nos fue más familiar.

Paul Colin. 1930.

¡Estampas de la Europa de postguerra
que parecen mojadas en lluvia silenciosa,
ciudades grises adonde llega un tren
sucio de refugiados: cuántas cosas
de nuestra historia próxima trajisteis, despertando
la esperanza en España, y el temor!

Hasta el aire de entonces parecía
que estuviera suspenso, como si preguntara,
y en las viejas tabernas de barrio
los vencidos hablaban en voz baja...
Nosotros, los más jóvenes, como siempre esperábamos
algo definitivo y general.


Jean Carlu. 1929.

Y fue en aquel momento, justamente
en aquellos momentos de miedo y esperanzas
-tan irreales, ay- que apareciste,
oh rosa de lo sórdido, manchada
creación de los hombres, arisca, vil y bella
canción francesa de mi juventud!

Eras lo no esperado que se impone
a la imaginación, porque es así la vida,
tú que cantabas la heroicidad canalla,
el estallido de las rebeldías
igual que llamaradas, y el miedo a dormir solo,
la intensidad que aflige al corazón.

Cassandre. 1932.
Cuánto enseguida te quisimos todos!
En tu mundo de noches, con el chico y la chica
entrelazados, de pie en un quicio oscuro,
en la sordina de tus melodías,
un eco de nosotros resonaba exaltándonos
con la nostalgia de la rebelión.

Y todavía, en la alta noche, solo,
con el vaso en la mano, cuando pienso en mi vida,
otra vez más sans faire du bruit tus músicas
suenan en la memoria, como una despedida:
parece que fue ayer y algo ha cambiado.
Hoy no esperamos la revolución.

Desvencijada Europa de postguerra
con la luna asomando tras las ventanas rotas,
Europa anterior al milagro alemán,
imagen de mi vida, melancólica!
Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos,
aunque a veces nos guste una canción".

Jaime Gil de BiedmaElegía y recuerdo de la canción francesa, recogido en Moralidades (1966).

Yves Montand canta Les feuilles mortes 
(J. Kosma et J. Prevert). 1949.
Robert Delaunay. Homenaje a Bleriot. 1914.



Gozar de cierta edad tiene sus ventajas: algunos de los de mi ciudad y condición pudimos oír este y otros muchos poemas perdurables en la voz de sus autores, como un deslumbrante milagro repetido con generosa cadencia en la eterna oscuridad que todo lo invadía. Esas presencias y aquellos versos, que tanto nos enseñaron, tuvieron para nosotros la importancia constante de las buenas canciones, por siempre vivas en cualquier idioma, y forman parte de lo más hondo de nuestra educación sentimental. El decorado, si te fijas bien, está volviendo a ser igual de sórdido, y no deberíamos consentirlo.

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