miércoles, 6 de noviembre de 2013

Ut pictura poesis

Johannes Vermeer. Dama de pie tocando el virginal.  1673-1675.

"Nada dubitativa
por esta vez, la joven elegante
de la falda de raso no interroga,
nos mira proclamando su certeza:
está segura de sus sentimientos,
teclea distraída el clavicordio;
cantan ángeles músicos
donde sólo ella misma puede oírlos,
y desde la pared
muestra Cupido un solitario naipe, signo del fiel amor".

Carlos Pujol. Nada dubitativa, de La pared amarilla. 2002.

Carlos Pujol fue, además de editor, traductor, crítico y novelista, un excelente poeta, lleno de humildad, erudición y buen gusto. Las referencias culturales de sus obras siempre servían al hondo sentimiento que intentaba transmitir, por lo que eran oportunas y necesarias.
Los Poemas editados por La Veleta en 2007 incluyen su libro La pared amarilla, en el que las frecuentes citas pictóricas y musicales son tan precisas como deslumbrantes. De él traemos dos poemas con las obras que le sirvieron, seguramente, de inspiración aceleradora para destilar tan hermosas palabras. Nada en él resulta artificial o vacuo, a pesar de moverse con soltura por el resbaladizo territorio de la alusión culta, porque la afectación le era ajena.
Johannes Vermeer. Mujer con una flauta. 1665-1670.

"Llevo el sombrero chino, y en la mano
una flauta que acaba de llenar
de músicas extrañas
el cuarto del tapiz
(de verdes submarinos
y colores de frutas en sazón).
Con los ojos pregunto si es posible
la belleza, el asombro en que vivimos.
Aunque nadie responde, 
temiendo no saber lo que se sabe".

Carlos Pujol. Llevo el sombrero chino, de La pared amarilla. 2002.


No hay comentarios:

Publicar un comentario