miércoles, 16 de octubre de 2013

Aprender a escuchar


Un oído medio. Ni bueno ni malo.
La forma en la que experimentamos el sonido y el partido que le sacamos tiene una gran importancia en nuestra vida, tanto en lo estético como en lo meramente práctico. A escuchar, como a todo, se aprende. Sólo se requieren interés y atención, y los beneficios pueden ser grandes y para siempre.

Minute of listening es un proyecto de pedagogía musical que propone el aprendizaje creativo del mundo del sonido a partir de la puesta en marcha de dos motores principales: curiosidad y reflexión. Según sus planteamientos, con un minuto diario de escucha atenta en el aula y las enseñanzas que de ello se derivan, puede ser suficiente para desarrollar la capacidad de escuchar de manera activa, concentrada e imaginativa. Eso y educación: estimular la discusión, explorar y compartir ideas, enriquecer el vocabulario expresivo y emocional, aprender las cualidades técnicas del sonido y unas pocas cosas más. Tan entretenido como interesante. Una buena inversión en cualquier caso, ya que el oído nos puede suministrar (si lo desarrollamos) inagotables cantidades de placer y conocimiento a lo largo de la vida.


Canción infantil en la isla de Suomenlinna, Helsinki.
Finlandia. 07.2013.

Louise Bourgeois. Oreja. 2002.

Pero nunca es tarde para empezar a aprender, y no hay que dejar en manos de la escuela toda la responsabilidad. 
Vamos allá. 
Una de las cosas que puedes hacer, cualquiera que sea tu edad y trasladando a la vida cotidiana las enseñanzas de nuestros amigos de Minute of listening, es (tras haber apagado la radio, el tocadiscos, el ordenador y la tele, que estarán, como siempre, encendidos simultáneamente  sin que nadie les haga caso), "escuchar la habitación" en la que te encuentras, que es una interesante caja llena de sonido variado y de origen diverso en el que no solemos reparar. Tras hacer una lista con esos ruidos lo más amplia y precisa posible, traslada esa información al dibujo de un sencillo mapa, y así tendrás algo parecido a una cartografía sonora doméstica.
Una vez superada esta entretenida práctica puedes pasar a la fase segunda: abre la ventana, respira hondo, disfruta del panorama y haz, a otra escala, lo que has aprendido a hacer dentro de tu habitación. Tendrás un boceto distante del mapa sonoro que te envuelve.

Eric Carlson. Sin título ni fecha conocidos.
Cuando te sientas capaz y suficientemente despierto, puedes salir a la calle (sin walkman, naturalmente). Ya verás qué montón de gratas sorpresas te va a dar el sonido de tu ciudad.  
Aunque nada comparable a aventurarse en el campo: las emociones fuertes están garantizadas.

Fra Angelico. El prendimiento de Cristo  (o Pedro rebanándole la oreja a Malco).  1437.


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