viernes, 30 de agosto de 2013

Un templo dedicado al silencio


F.G. Capilla de Kampii. Helsinki. Julio 2013.
Hay en pleno centro de Helsinki, en la hiperactiva y permanentemente tumultuosa plaza de Narinkkatori, un lugar concebido para el reposo y el encuentro.  Es la capilla de Kamppi.
F.G. Capilla de Kampii. Helsinki. Julio 2013.
Diseñada por el estudio de arquitectura K2S y promovida por la iglesia y el departamento de salud y asuntos sociales de la ciudad, aspira a dar paz, silencio, conversación, apoyo y servicio a necesitados de toda índole, especialmente personas sin hogar. 
Es un lugar sagrado pero sin culto, y se aparta de manera consciente y por igual del mundanal ruido y de los rituales.
F.G. Capilla de Kampii. Helsinki. Julio 2013.

Formas, materiales, color, luz y calor se ofrecen como amable seno receptor al atribulado transeunte, como un abrazo cordial, casi como un paño de lágrimas. Pero también como un arca de Noé.
F.G. Capilla de Kampii. Helsinki. Julio 2013.

Todos los materiales (distintas maderas de los singulares bosques de Finlandia, preparadas con la sabiduría tradicional) han sido tratados con la más novedosa nanotecnología para mejorar la acústica del recinto.
F.G. Capilla de Kampii. Helsinki. Julio 2013.
Todo es admirable, todo es belleza y sosiego.


Capilla de Kamppi, en Helsinki. Julio de 2013.

Pero el silencio no comparece. Somos ruido.

jueves, 29 de agosto de 2013

Noche de relámpagos desde el interior de una nube

Sou Fujimoto sobre su Pabellón para la Serpentine Gallery. Kensington Gardens. Londres. 2013.

Cada año desde 2000, la Serpentine Gallery, en los jardines de Kensington, encarga a un arquitecto la realización en su entorno de un pabellón efímero para la temporada de verano. Por allí han ido pasando, entre otros,  Zaha Hadid, Oscar Niemeyer, Frank Gehry, Toyo Ito, Herzog & de Meuron, Rem Koolhaas, Peter Zunthor y el Estudio SANAA. Casi siempre son premios Pritzker, a veces colaboran con artistas (Olafur Eliasson o Ai Weiwei) y se eligen, entre otras circunstancias de más peso y menos coyunturales, por no tener hasta la fecha del encargo ninguna obra construida en Londres (una forma de coleccionismo completista tan sofisticada y cara como snob, pero cada uno se lo gasta en lo que más le gusta. Nosotros, en vino).
Este año han seleccionado al japonés Sou Fujimoto, que ha construido con barras de acero blanco y materiales traslúcidos una estructura reticular semitransparente sobre una superficie de 521 metros cuadrados, con formas de reminiscencia orgánica, entre copas de árbol y nubes algodonosas (cúmulos, digamos). 
El conjunto permite el acceso del público y facilita, a través del dinamismo de los visitantes, una hermosa relación entre arquitectura y naturaleza.
Pero a lo que vamos.
United Visual Artists (UVA), en colaboración con My Beautiful City, intervinieron el pasado 26 de junio transformando el pabellón de Fujimoto en una nube en cuyo interior se generaba una tormenta con abundante aparato eléctrico


El motivo: celebrar la llegada del verano. Todo muy inglés: ironía, naturaleza y alta tecnología.


Bonita manera de pasar el tiempo.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Hacer corriente

En el castellano que se habla en mi ciudad hay, como en el de todas partes, bastantes expresiones "estacionales" que tienen que ver con fenómenos meteorológicos y sensaciones térmicas. En verano, entre otras cosas, buscamos la fresca y hacemos corriente. Esta recreativa actividad se produce en cualquier circunstancia y lugar, aunque está muy venida a menos desde que el aire acondicionado lo invade  todo. Por las noches, buscando el movimiento del aire, se abren puertas y ventanas a la espera de que la brisa llegue y traiga y facilite el sueño y el descanso. 

Josef  Sudek. Laberintos. 1969.

En ese abrir las ventanas a la vida, algunos objetos livianos de los que nos acompañan se agitan misteriosamente, y entran en el hogar sonidos amables y auténticos coñazos. Su gravedad y la irritación que producen en el inerme desvelado tienen que ver con su intensidad, su duración, lo previsible o inesperado de su presencia, lo gratuito o necesario de su motivo, lo ligados que estén a la administración y a sus servicios, lo natural o mecánico de su origen, lo próximo o lejano de su fuente, etc.
Keith Haring. Ladridos de perros. 1989.
Traigo dos sonidos habituales que adquieren especial relevancia en verano: los aquelarres perrunos (que suelen ser nocturnos y pastoreados desde la distancia por sus vocingleros propietarios)


Noche de perros en Las Chiribitas.

Pidge-13. Algunas palomas son más iguales que otras. 2012.

y el zureo de las palomas, que, tras haber convertido todos los huecos de las fachadas en mechinales mierdentos, actúan como ánima despertadora que anuncia la llegada de la peste de cada día.


Tras unos pajarillos más madrugadores, comienza el zureo en Las Chiribitas.

Apropiación de Haring en un graffiti atribuido a Banksy.




Por lo menos el encapuchado de Banksy lleva al perro atado, aunque con una cadena de lámpara antigua (sí: de esas que mueve la brisa cuando se "hace corriente") que habrá pillado en casa de sus padres.
El señor de las muletas que tanto se parece a David Bowie seguro que lleva en la bolsa de plástico azul (con la que hará un ruido horroroso en cualquier lugar donde el silencio sea imprescindible) pan duro para echarle a las palomas.


martes, 27 de agosto de 2013

Bert Stern, más allá de Marilyn Monroe

Resulta paradójico (y hasta parajódico, que es más y mucho peor) que el momento más dulce en la vida de un brillante creador polifacético llegue a convertirse para el público masivo en el cliché reduccionista donde se disuelve cualquier otro mérito, y que, a partir de ese momento, su trayectoria de éxito profesional se deslice aceleradamente hacia la vorágine autodestructiva. Esto, más o menos, es lo que le pasó a Bert Stern el día en que Marilyn Monroe aceptó posar para él en la sesión más célebre de la historia, que ha pasado a la mitografía como The last sitting.
De su apasionada biografía se hizo una interesante película documental que reflejaba con oportuno acierto las similitudes entre el personaje real y los "heroes de celuloide" de la serie que tan acertademente cuenta las ficticias existencias (aunque muy bien documentadas) de los publicistas de Madison Avenue.
Cartel original de la película de Shannah Laumeister. 2011.
Cabe considerar a Bert Stern como un clásico de la fotografía, especialmente destacado en los ámbitos de la moda, la publicidad y el retrato, un artista siempre original y muy interesado por captar el movimiento, igual en las pasarelas que en el ballet o en los entornos de los estudios cinematográficos. 
De la sesión del Hotel Bel-Air de Los Ángeles se ha hablado tanto que quizá sea demasiado: lo mejor, en mi opinión, el enamorado canto a la belleza que hace Stern y el valor que demostró Marilyn al aceptar tan arriesgado tour de force sin red (2.571 fotografías libérrimas); a otro nivel, una serendipia: el atractivo gesto del rechazo sobre los contactos descartados.

Lo peor quedaría para la comercialización morbosa y para el cultivo chismográfico redundante y cansino, que ha recibido otra vuelta de tuerca tras la reciente muerte del fotógrafo.
Pero, aunque Marilyn nos siga deslumbrando, merece la pena que nos fijemos en una faceta del trabajo de Stern menos conocida, tan admirable y probablemente más influyente en el restringido ámbito de la dirección de películas sobre música. Se trata de Jazz on a summer day, documental rodado en el festival de Newport de 1960 (sólo dos años antes del fatídico encuentro entre la mariposa y la llama), coincidiendo con las regatas de la Copa América (circunstancia feliz que le permite demostrar las similitudes que existen entre navegar y hacer música: se trataría, esencialmente, de gobernar el timón y dejarse llevar aprovechando viento y mareas).
Ya solo la secuencia inicial, con los créditos sobreimpresionados en las arcoirisiadas aguas danzantes del puerto y el ondulante saxo de Jimmy Guiffre, justificaría el visionado. 
Pero la película es mucho más: es un estudio sobre la necesaria relación entre los músicos y el público; es una oportunidad para demorarse en cualquier rincón donde aparezca la belleza espontánea; es un retrato del swing natural  de los cuerpos; es la ocasión para ver a Thelonious Monk (y a un largo montón de "perseguidores") en su mejor momento; es un alarde técnico de fotografía, con iluminación artificial o bajo el sol radiante; es la demostración de que el montaje no tiene por qué ser manipulador; es la deslumbrante fotogenia del buen gusto.
Y, pasado más de medio siglo, el documento nos sirve también para comprobar cómo han cambiado (¿para mejor?) vestimentas y modales, y las actitudes del público en los festivales, y los propios festivales (porque hubo tiempos en los que el contenido de un festival de jazz eran grupos de jazz, y no cualquier cosa que asegure la taquilla).

Muchas de las imágenes de la película nos recuerdan a otras que hemos visto antes pero que casi siempre son posteriores. Quizá se deba a que son imágenes "naturales". Sin duda a que son las de un maestro, que en esta ocasión contó con el asesoramiento musical de George Avakian.
Y para terminar, un regalo: Louis Armstrong fotografiado por Bert Stern para un anuncio de prensa de Polaroid.
 Campaña de Helmut Krone para Polaroid. ¿1960?




A pesar de la sonrisa satisfecha del aficionado y de lo fácil que lo pone Polaroid, no es sencillo hacer una fotografía así.

lunes, 26 de agosto de 2013

San Isidro y los ángeles.



Cy Twombly. Summer madness. 1990.



Un blog tiene en algunos periodos de tiempo (fundamentalmente aquellos en los que su promotor se dedica a vivir, labor de relativa importancia) mucho que ver con lo que cuentan que le pasaba a San Isidro, el labrador: los ángeles sacaban el trabajo adelante y el campo seguía produciendo sus frutos.


Cy Twombly. Sin título. 1990.


Gracias, queridos visitantes, tan abundantes como si no pasara nada, por vuestra fidelidad a lo largo de este cálido verano. Sois el fruto sazonado, la recompensa inmerecida por estos desvelos más terapéuticos que otra cosa. Os espero a menudo por aquí, siempre que queráis, y confío en que os mostréis un poco más comunicativos que hasta ahora, porque, habéis de saberlo, estáis en vuestra casa y entre amigos.


Cy Twombly. Ferragosto (IV). 1961.

Salud, y que no nos pase nada. 
Pero, en cualquier caso, que nos pille fuertes. 

jueves, 8 de agosto de 2013

¿Qué hacer en lo que queda de verano sin salir, casi, de casa?


Independientemente de las cosas que espontáneamente se te ocurran, querido visitante, te sugiero, a vuela pluma, unas cuantas. Por ejemplo:

Tomar el sol.
























Escuchar música.




























Hacer fotos.























Leer un buen libro.




















Pelar la pava.






















Filosofar.



























Bailar.



















Tomar unas cervezas.



















Las imágenes proceden del archivo de IWDRM (IF WE DON´T, REMEMBER ME), que ha utilizado para esta selección de sus tumblr secuencias mínimas de Lolita, Las vacaciones del señor Hulot, Blow-Up, Los cuatrocientos golpes, Harold y Maud, El séptimo sello, Pulp Fiction y Taxi Driver.

Atentos, que volvemos enseguida.