jueves, 4 de julio de 2013

El amor según Michael Haneke


Del cine que hemos visto esta temporada quizá sobresalga Amor, la última película de Michael Haneke, un prodigio cinematográfico que habla de todos nosotros, de los pasados y los presentes, de la actualidad y de nuestro próximo futuro. Todo en ella nos concierne porque su materia es la humanidad y el amor, la ternura y la desesperación.

Emmanuelle Riva

Cada plano, magistralmente alargado hasta conseguir la mayor carga dramática soportable, es un prodigio de equilibrio y precisión. Todo está medido, empezando por las solemnes interpretaciones de tan magistrales intérpretes, capaces de acudir al despojo de la vejez y la fealdad de la locura y la muerte para servir a tan exigente proyecto. 
La iluminación del hogar, pequeño laberinto que ante nuestra congelada mirada pasa de ser retiro placentero a cruel ámbito de atormentada reclusión, es admirable. 
El diseño del espacio sonoro de esta casa de músicos resulta magistral, y todo lo invade la callada presencia de objetos que nos remiten clamorosamente a la música, ahora   prácticamente desaparecida salvo por el cada vez más esporádico recurso al salutífero Schubert. 

Amor. Michael Haneke. 2012.

La simplicidad cotidiana de la historia y de los diálogos con que se cuenta, y el sobrio montaje, con escasos saltos narrativos y eficacísimos recursos a las metáforas del sueño, tienen el valor de lo clásico. No hay mas crueldad que la de la naturaleza, con sus reglas inexorables, y hasta el asesinato se convierte en un acto de amor desesperado y sublime, por liberador. 

Isabelle Huppert y Jean-Louis Trintignant

Debido a las carencias del sistema de distribución cinematográfica español, vimos a Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva e Isabelle Huppert doblados al castellano. Es injusto cercenar ese descomunal esfuerzo, esa generosidad y la asunción voluntaria de tanto riesgo dejándola demediada, limitada a la expresividad física. Nada como la voz humana transmite las emociones profundas, las conmociones de la sentimentalidad. Seguramente más y mejor que las palabras.
Todo en la película es de una frialdad emocionante. Sólo se narra lo que está pasando, lo que estamos viendo y consideramos creíble y real, porque lo hemos padecido en nuestro entorno próximo, y por eso nos congela y paraliza, nos fascina.

Jean-Louis Trintignant

Nada produce rechazo, porque es verdadero. Lo más, en algunos espectadores, desagrado por no querer remover la propia historia o enfrentarse a los propios temores, al inapelable e inaplazable futuro.
Rechazo podía provocar Funny games, porque era una fábula gratuita y morbosa. En Amor, cualquiera que sea mínimamente consciente ha de sentirse concernido e interpelado, por desagradable que sea la materia tratada.

Riva, Haneke y Trintignant en el rodaje de Amor.

¿Se habla del amor en la película? Creo que se pretende reflejar más una relación de iguales que de complementarios. Sería, en mi opinión, una relación de compañeros más que de amantes, incluso más que de amigos. Hemos visto ese tipo de relación en películas bélicas y en thrillers, también en westerns, pero poco en melodramas o en comedias. Es la relación entre aquellos que, en una situación extrema, saben que van a morir, que están perdidos y que solo se salvarán por el apoyo incondicional del compañero, que, en el peor de los casos, y tras cubrir hasta donde sea posible flancos y debilidades, acabará con el sufrimiento del otro para que el tránsito sea lo menos doloroso posible.
Después de la tormenta en el campo de batalla, el silencio lo invade todo y llega, por fin, el descanso.

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